lunes, 20 de diciembre de 2010
EN LA BÚSQUEDA DE UNA VIDA CON SENTIDO
Por el Lama Thubten Zopa Rinpoché
Es en extremo importante que hagamos algunos esfuerzos espirituales
mientras que, como seres humanos que somos, tengamos la oportunidad
de dedicarnos a métodos internos que den paz a la mente.
Es una experiencia conocida que la felicidad no surge solamente de
factores externos. Si revisamos cuidadosamente nuestra vida diaria,
fácilmente veremos que esto es verdad. Nuestra felicidad requiere de
la intervención de ciertos factores internos para que se produzca.
Si el sólo desarrollo externo pudiese producir una paz duradera en
los seres vivientes, entonces todos los que tienen mayor cantidad de
posesiones materiales deberían tener más paz, al tiempo que, todos
los que tienen menos deberían tener menos paz y felicidad. Pero la
vida no siempre es así.
Hay mucha gente que es feliz y tiene pocas riquezas y muchas
personas ricas que son muy infelices. Aquí en la India, por ejemplo,
hay muchos panditas, yoguis de altas realizaciones e incluso simples
practicantes del Dharma que viven vidas humildes y sin embargo
tienen gran paz en sus mentes. Entre más han renunciado a una mente
sin control mayor es su paz. Entre más han renunciado a la actitud
de estar centrados en sí mismos, a la ira, a la ignorancia, al apego
y a otros similares, mayor es su felicidad.
Grandes yoguis tales como los maestros indios Naropa y el yogui
tibetano Jetsun Milarepa no poseían nada y sin embargo tenía una
increíble paz en sus mentes. Ellos eran capaces de renunciar a una
mente descontrolada, la fuente de todos los problemas y así
trascendieron todo sufrimiento. Realizando el sendero hacia la
iluminación obtuvieron una felicidad de orden superior. Entonces,
aun cuando tuvieron que pasar días enteros sin comer, -el gran yogui
Milarepa vivió por muchos años en una cueva subsistiendo únicamente
de ortigas silvestres- están considerados entre los más felices
hombres del planeta. Puesto que abandonaron las tres mentes
venenosas de la ignorancia, la ira y el apego, su paz y felicidad
fueron en verdad grandes. Entre más pudieron controlar sus mentes
mayor fue su paz.
Si la felicidad dependiera únicamente del logro de factores
externos, entonces países ricos como los Estados Unidos serían
felices. Muchas personas imitan a los Estados Unidos pensando que
así encontrarán la felicidad. Personalmente siento más paz en países
espirituales como son la India y el Nepal. Estos son países mucho
más felices, más pacíficos para la mente. Cuando después de estar en
gira por el occidente vuelvo a la India, es como volver a casa. Son
tantas las diferencias. La India es en verdad un país muy dhármico;
genera grandes cambios a la mente. Cuando miras una sociedad
materialista y ves la gente y su forma de vivir, tu propia mente se
perturba. El progreso material es increíble y seguirá aumentando
pero como resultado, la gente se vuelve más y más ocupada y surgen
muchos problemas. La gente no tiene tiempo para relajarse y se
vuelve nerviosa, muy nerviosa. Aquí en la India uno ve gente
relajada por todas partes pero allá, uno mismo se siente nervioso,
uno coge la vibración de sus mentes agitadas. Si la felicidad
dependiese exclusivamente del desarrollo externo, entonces lugares
como Suiza y los Estados Unidos tendrían la mayor paz. Tendrían
menos peleas, menos luchas, menos violencia, pero no es así.
Esto muestra que algo está haciendo falta. Nos indica que algo está
faltando en su método de búsqueda de la felicidad. Materialmente
podrán estar en la cima del mundo pero muchos problemas continúan
destruyendo su paz y su felicidad. ¿Qué hace falta? El
desenvolvimiento interior. Ellos van tras del desarrollo externo
pero ignoran el desenvolvimiento de la mente, el desarrollo
interior. Esa parte del método está faltando. En el ámbito material
el mundo occidental ha progresado enormemente, pero no se está
volviendo más grande. Su gran error es estar mirando hacia fuera
olvidando por completo el desenvolvimiento de la mente, el
desarrollo del buen corazón. El progreso material en sí mismo no es
malo; el factor material ha de desarrollarse pero el interior es
mucho más importante. No hay forma de compararlos. El
desenvolvimiento interior es un millón de veces más efectivo en la
producción de una felicidad verdadera que el desarrollo externo. No
encuentras paz si olvidas el desarrollo mental. A través del
desarrollo del buen corazón uno obtiene paz en su mente. Debemos
pues, desarrollarnos en lo externo pero al mismo tiempo también
hemos de desarrollar la mente. Si comparamos el valor de la paz
producida por una cosa externa con la producida por el buen corazón,
por la compasión, por el amor, por la paciencia, por la eliminación
de la violencia, el valor superior que ofrece el desarrollo interior
es abrumador. Incluso, si uno tiene una pila de diamantes que
equiparan el peso de la tierra, no existe forma de comparar la paz
que estos proveen con la paz obtenida a través del desarrollo
interior. El dueño de la pila sigue siendo molestado por problemas
mentales como la rabia, el apego y otros por el estilo. Si alguien
le insulta, la rabia comienza a formarse seguida de pensamientos de
causarle daño, de insultarle y de herirlo. El hombre del
desenvolvimiento interior reacciona diferentemente y piensa: "si él
se pone bravo conmigo, si me insulta y hiere mi mente, que
indispuesto me sentiría, que infeliz yo me sentiría, luego no debo
hacerle cosas negativas. Si me pongo bravo con él y le insulto, se
sentiría terriblemente contrariado e infeliz. Me siento triste
cuando él es negativo conmigo, luego igualmente, él se sentirá muy
infeliz y su paz será perturbada si soy negativo con él. ¿Cómo
podría yo atreverme a hacerle esto? Debemos tratar de pensar de esta
forma.
Cuando mi amigo dice o hace cosas que me disgustan y la rabia y la
incomodidad empiezan a surgir de mi corazón, yo querré decirle
muchas cosas que le dolerían, pero debo mantenerme consciente y ser
hábil y valeroso pensando: "¿cómo enfurecerme con él? ¿Cómo puedo
decirle cosas hirientes? ¿Cómo puedo causarle daño? Debo esforzarme
por pensar de esa forma. Si él fuese violento conmigo, ¡qué infeliz
yo me sentiría, como perturbaría mi mente, cómo me dañaría! En
consecuencia, qué innoble yo sería si daño a este amigo quien al
igual que yo, quiere ser feliz y no tener sufrimientos. ¿Cómo podría
yo atreverme a seguir semejante acción? Cuando piensas de esta forma
la rabia desaparece como estalla una burbuja de agua. Al comienzo la
burbuja se ve tan sólida como una piedra, pero de un momento a otro
desaparece. Al comienzo nos parece que no vamos a poder cambiar
nuestra mente; sin embargo, si utilizamos el método apropiado,
cuando meditamos de esta forma, la ira se va como una burbuja de
agua. No le ves sentido a volverte rabioso; simplemente practicas la
paciencia tratando que la ira no surja, recordando que lo que
perturba tu mente y destruye tu felicidad también destruye la
felicidad de los otros sin que sea de ninguna utilidad. Entonces,
¡qué bello se torna tu rostro! La ira nos afea por completo. Cuando
la rabia entra en un rostro hermoso ni el mejor de los maquillajes
podría esconder la completa fealdad y el terror que manifiesta. Tú
puedes ver esto en las caras de las personas, puedes reconocer la
rabia. Puedes sentir temor de la rabia por la sola cara de quien
está rabioso; está reflejando la rabia, es una muy mala vibración de
la cual hay que deshacerse. Hace que todos sean infelices.
La verdadera práctica del Dharma, la verdadera meditación, es nunca
dañar a los demás. Ésta protege tanto tu propia paz mental como la
de los otros. Este es el Dharma real, una verdadera acción religiosa
que te trae beneficios a ti y a los demás. Como ya lo mencioné
anteriormente, ser capaz de practicar esta clase de paciencia -aun
cuando sea tan solo una vez- vale más que un arrume de diamantes tan
grande como esta tierra. ¿Qué paz interior puedes extraer de los
diamantes? Sólo estás corriendo el riesgo de que alguien te mate
para quedarse con ellos. No hay forma de comparar el valor de un
buen corazón con las posesiones materiales. Puesto que queremos
felicidad y no queremos sufrimiento es en extremo importante que
practiquemos el Dharma. Dharma no es hacer cantos, hacer rituales o
vestir uniformes. Es desenvolver la mente, el factor interno.
Tenemos muchos factores internos: la mente descontrolada, los
engaños, factores positivos como el amor y la compasión y factores
negativos como la ignorancia. Todos tenemos tendencias mentales
positivas y negativas. Practicar el Dharma significa cultivar la
buena mente la cual ha de ser desarrollada. En un contexto el Dharma
implica todos los fenómenos existentes, pero cuando digo, "la
práctica del Dharma" o "el Dharma sagrado", el significado es,
protegerse a uno mismo del sufrimiento. Ese es el significado del
Dharma sagrado, el Dharma que hemos de practicar.
Existen muchos niveles diferentes de sufrimientos de los cuales
necesitamos protegernos. El Dharma es como una cuerda que se le
lanza a alguien que está a punto de caer por un precipicio. Esta le
protege y sostiene para no caer en los reinos del sufrimiento -el
mundo del ser infernal, del fantasma o del animal-. Un segundo
significado de la práctica del Dharma sagrado es que uno encuentra
protección de la totalidad del samsara, de todo el sufrimiento
samsárico. Nos protege de todas las mentes incontroladas tales como
la ignorancia, el apego y la ira; de actitudes ego centradas y de
todos los factores mentales que hacen que uno no reciba la
iluminación, el estado de la budeidad, el estado de la más alta y
sublime felicidad.
Mientras exista el pensamiento del egocentrismo no habrá forma de
alcanzar la budeidad; nuestro sendero hacia la felicidad suprema
está bloqueado. Estar centrado en sí mismo es la más grande molestia
para la felicidad y la iluminación. Si uno practica el Dharma
encuentra protección al disturbio de la actitud centrada en uno
mismo y rápidamente recibe la iluminación.
La muerte es seguida por un estado denominado intermedio (en
tibetano: bar-do), luego del cual renacemos en uno de los seis
reinos. El renacimiento, la vida, la muerte, el estado intermedio,
de nuevo renacimiento: viajamos constantemente en este círculo,
experimentando repetidamente la confusión y el sufrimiento debidos a
concepciones y a visiones impuras. Cuando practicamos el Dharma
sagrado este nos guía y nos protege de las concepciones y visiones
impuras que hacen que siempre permanezcamos atados al sufrimiento
cíclico. Existen muchos niveles a través de los cuales el Dharma
guía y protege a quienes lo practican. El problema está en que
nuestro cuerpo y mente están en la naturaleza del sufrimiento, ellos
no están más allá del sufrimiento. Este es todo el problema. Puesto
que existen en la naturaleza del sufrimiento siempre permanecemos
ocupados. ¿Por qué está el cuerpo en la naturaleza del sufrimiento?
Porque la mente está en la naturaleza del pensamiento. La mente no
está liberada del sufrimiento; no está liberada de las mentes
descontroladas de la ignorancia, la ira, el apego y sus acciones,
karma; en consecuencia, su naturaleza es la del sufrimiento y a su
turno hace que el cuerpo sufra. Es por esta razón que sin opción
alguna el cuerpo está sujeto a los sufrimientos del calor, el frío,
el hambre, la sed, el nacimiento, la vejez, la enfermedad y así
sucesivamente. No necesitamos buscar estos sufrimientos, ellos
vienen a nosotros en forma natural y tenemos que experimentarlos.
Todo esto es debido a que no hemos liberado nuestra mente del
sufrimiento. Delhi no es samsara, el mercado no es samsara. El
samsara son este cuerpo y mente que están en la naturaleza del
sufrimiento, este cuerpo y mente que permanentemente hacen que nos
preocupemos y nos mantienen ocupados. Samsara es que tengamos un
cuerpo y una mente atados por la mente que no ha sido amansada y sus
acciones karmicas.
El samsara es un ciclo, como las ruedas de una bicicleta. Su función
es girar en círculo. ¿Cómo gira? Los agregados (en sánscrito:
skandas), nuestro cuerpo y mente continúan de esta vida a una vida
futura. Ellos unen la vida pasada con la presente y ésta con la
futura. Ellos continúan siempre, por siempre unen una vida con la
siguiente. Ellos crean un círculo que por siempre permanece como las
ruedas de una bicicleta, siempre yendo a lugares diferentes. Tú eres
el sujeto que gira en círculos, como la persona que maneja la
bicicleta. El ser es como eso. Hacemos círculos de vida en vida
renaciendo de acuerdo a la forma como hemos vivido nuestras vidas,
el karma que hayamos creado y el estado general de nuestra mente.
Dependiendo de estos factores renacemos como animal, como humano,
como dios, en el infierno, etc. Nuestros agregados nos llevan
consigo tal como un caballo lleva a su jinete.
El problema radica en que a lo largo de todas nuestras vidas
anteriores y desde tiempos sin fin, no trabajamos ni intentamos
liberar nuestra mente de pensamientos descontrolados y del karma.
Consecuentemente nuestros mente y cuerpo están todavía viviendo en
la naturaleza del sufrimiento experimentando los mismos problemas
una y otra vez. Si ya nos hubiésemos liberado de este karma y de
estas mentes sin control, sería para nosotros imposible experimentar
de nuevo el sufrimiento. Una vez te has liberado del sufrimiento del
samsara, del cautiverio del karma y de la mente que no ha sido
entrenada, nunca más se vuelve a sufrir; no quedaría en ti una causa
que te hiciese caer en el sufrimiento. Si ya antes te hubieses
liberado no habría razón para que ahora sufrieses, tu cuerpo y mente
no estarían viviendo en la naturaleza del sufrimiento. Si no tenemos
un cuerpo samsárico no hay razón para tener una casa, ropa, comida y
otras necesidades temporales. No sería necesario que nos
preocupásemos, ni tampoco hacer planes ni coleccionar muchas
posesiones materiales, andar a la caza del dinero, tener cientos de
prendas diferentes para vestirnos según la estación, tener cientos
de pares de zapatos, hacer negocios y así sucesivamente. No
existiría ninguno de estos problemas. Pero nosotros sí tenemos un
cuerpo samsárico lo que hace que toda nuestra vida desde el
renacimiento hasta la muerte se mantenga ocupada cuidándole.
El Lama Tsong Khapa, un muy alto yogui tibetano reconocido como la
personificación de Manyushri el Buda de la Sabiduría, escribió sobre
el Sendero desde su propia experiencia personal: "si uno no piensa
en la evolución del samsara uno no sabrá cómo cortar la raíz del
samsara". Para dar un ejemplo digamos que hay una persona que
permanentemente está enferma porque come la comida equivocada.
Mientras no reconozca el error que está cometiendo en su dieta -la
causa de su enfermedad- continuará estando enfermo no importando
cuantas medicinas tome. Similarmente, si no comprendemos los
patrones evolucionistas del samsara no tendremos la posibilidad de
recibir la paz del nirvana que estamos buscando. Para esto hemos de
cortar la raíz del samsara y para hacerlo hemos de conocer los
métodos apropiados. Esto significa que debemos reconocer el proceso
samsárico, las causas para que nuestro ser se mantenga atado a este.
Tenemos que darnos cuenta de lo que nos ata al samsara y luego,
generar aversión a este y renunciar a las causas de la existencia
samsárica. El Lama Tsong Khapa concluyó el verso anterior
diciendo: "Yo, el yogui, así lo he practicado. Te pido a ti, que
buscas liberarte que hagas lo mismo". Fue así como nos dio sus
consejos este gran yogui que realizando el sendero alcanzó la
iluminación. Es muy importante que primero, queramos liberarnos del
samsara luego, tenemos que reconocer las leyes de evolución del
samsara, finalmente, tendremos que cortar su raíz.
Para comprender la evolución del samsara tenemos que comprender los
doce eslabones del origen interdependiente, o surgimiento
dependiente. Estos doce eslabones explican con claridad cómo es que
damos vueltas en el samsara. ¿Cómo fue que se originó nuestro
presente samsara (estos agregados que viven en la naturaleza del
sufrimiento)? En una vida pasada, llenos de ignorancia, acumulamos
el karma para nacer con este cuerpo humano. En nuestra vida
anterior, justo en el momento en que íbamos a morir, un segundo
antes de que muriésemos y no queriendo dejar el cuerpo ni queriendo
tener que separarnos de esta vida, surgió en nosotros el ansia y el
aferramiento. Luego nacimos en el estado intermedio y enseguida de
este, nuestra conciencia entró en el vientre de nuestra madre. El
óvulo fertilizado creció y los demás sentidos se fueron
desarrollando gradualmente. Luego llegaron el contacto y las
sensaciones consecuentes. Luego ocurrió nuestro renacimiento,
envejecimos y todo lo que queda en nosotros es la experiencia de la
muerte.
En esta vida, desde el momento de nuestro nacimiento hasta el
momento de nuestra muerte no existe paz. Como seres humanos que
somos, continuamente vivimos muchos sufrimientos: el sufrimiento de
nacer; no estar satisfechos con nuestra situación; tener que
encontrarnos con experiencias no deseables; tener preocupaciones;
estar temerosos de perder objetos que nos atraen; perder nuestros
amigos, parientes y posesiones materiales; la enfermedad; la vejez y
la muerte. Todos estos problemas provienen del karma y el karma
viene de la ignorancia. Por lo tanto, la raíz una del samsara es la
ignorancia, la ignorancia de confundir la naturaleza del "yo", el
ser, el cual está vacío de existencia verdadera. Aun cuando
este "yo" está vacío de existencia verdadera, nosotros por completo
creemos que de verdad existe. La ignorancia es la causa de todo
sufrimiento. Recibimos el nirvana cortando está ignorancia, la raíz
del samsara. Sin hacer esto no hay modo de lograr el nirvana.
Con el objeto de remover completamente la raíz del sufrimiento
samsárico y recibir el nirvana tenemos que seguir un sendero
verdadero. Si no queremos experimentar sufrimiento verdadero
deberemos cortar la causa verdadera del sufrimiento. Una vez que
hemos cortado y removido esta raíz se logra el nirvana. Sin embargo,
esto no es suficiente pues tan solo un individuo ha sido
beneficiado. Existe un número infinito de seres sensibles y todos
ellos han sido nuestra madre, padre, hermana y hermano en
incontables vidas anteriores. No existe ni un solo ser sensible que
en una u otra vida, no haya sido amable con nosotros. Incluso en
esta vida mucha de nuestra felicidad nos llega dependiendo de la
bondad de otros. No sólo de humanos; muchas criaturas trabajan
fuertemente y sufren por nuestra felicidad; muchos mueren o son
asesinados por nosotros. Por ejemplo, con el fin de producir arroz
en el campo, muchas criaturas son muertas, muchas personas trabajan
y sufren bajo el sol y así sucesivamente. La felicidad de cada día
de nuestra vida depende por completo de la bondad de otros seres que
sienten. En nuestra condición de seres humanos tenemos la
oportunidad de devolverles su bondad. Ellos son ignorantes y están
ciegos a la sabiduría del Dharma. Tenemos las oportunidades dadas
por el Dharma sagrado, la oportunidad de comprender la naturaleza de
la realidad y de ayudar a todos los seres que tienen conciencia.
Tenemos la oportunidad de alcanzar la iluminación y de liberarlos
del sufrimiento.
Pensemos así: "debo alcanzar la iluminación con el objeto de
beneficiarlos. Los seres sensibles han sido extremadamente
bondadosos conmigo y me han beneficiado muchísimo. Ellos están
sufriendo. Estos seres que sienten, quienes todos han sido mis
madres en muchas vidas anteriores, están sufriendo. Yo, su hijo,
debo ayudarles. Si no les ayudo ¿quién lo hará? ¿Quiénes les
ayudarán a alcanzar la iluminación y a liberarse del sufrimiento?
Para hacer esto, debo yo primero recibir la iluminación, debo
volverme un Buda. Debo realizar la mente omnisciente; luego mi
cuerpo, palabra y mente sagrados se volverán más efectivos. Cada
rayo de luz proveniente del aura de un cuerpo sagrado puede liberar
muchos seres sensibles e inspirarles en el sendero hacia la
felicidad, el nirvana y la plena iluminación. Debo volverme un Buda
para liberar a todos los seres sensibles".
El sendero es el Dharma sagrado. La esencia del sendero es el buen
corazón. El más grande, él más alto buen corazón es la bodichita, el
pensamiento de querer convertirse en un Buda con el fin de liberar
del sufrimiento a todos los seres sensibles. Este es el buen corazón
supremo. Esto es lo que nosotros debemos generar.
Lama Zopa dio esta enseñanza en el centro Tushita el 4 de julio de
1979. Editada por Nicholas Ribush con Glenn H. Mullin, Mahayana
Publications, Nueva Delhi, 1981. Tomada de la revista MANDALA de la
FPMT y traducida al castellano por miembros voluntarios del Centro
de Meditación Budista Yamantaka en Bogotá, Colombia.
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Muy lindo, les recomiendo el libro "los siete pasos hacia el amor" De S.S. el Dalai Lama.
ResponderEliminarGracias por la recomendación Rodolfo!!
ResponderEliminarMUCHAS GRACIAS DANIEL POR COMPARTIR EL DHARMA, Y QUE ESTES MUY BIEN FELIZ Y EN PAZ. TE MANDO UN FUERTE ABRAZO
ResponderEliminarGracias Bruno!!! Que pases unas felices fiestas. Un fuerte abrazo para vos tambien.
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