martes, 19 de octubre de 2010

Fragmentos de la Película Pequeño Buda






En esta película, que narra la historia de la reencarnación de un gran maestro en un niño occidental, se desarrolla en paralelo una segunda historia, que es la de Shidarta Gautama. En estos ocho fragmentos seleccionados, está en forma completa esa parte que cuenta desde el nacimiento hasta la iluminación de Buda.
Que la disfruten.


 

sábado, 16 de octubre de 2010

Enseñanza sobre la ira

Mientras estaba en Taiwán recientemente, Rinpoche fue llevado a
encontrarse con un banquero. Una vez allí, el banquero preguntó a
Rinpoche por qué tenemos ira – y Rinpoche dio una enseñanza improvisada,
lo que resultó que el hombre y algunas de sus secretarias pidieran las
bendiciones de Rinpoche.
La charla fue transcrita y apenas editada por el Ven. Yeshe Gyatso de sus
notas hechas mientras traducía a Rinpoche:
(Rinpoche muestra algunos mantras escritos en papel al banquero)
“Estos mantras fueron enseñados por el Buddha. Son mantras
extremadamente poderosos para la purificación y la curación. Tenemos un
jeep donde vivo, en California. El jeep es usado para viajar a Madison, en
Wisconsin, donde voy cada año a dar enseñanzas. A lo largo de la ruta,
tenemos muchas granjas a ambos lados del camino. Cuando el jeep viaja a
alta velocidad, muchos insectos golpean el frente del jeep y el radiador, y
mueren al instante. Así que estuve pensando qué se podría hacer que fuera
beneficioso para ellos cuando murieran. Entonces escribí estos mantras
sobre el frente del jeep. Apenas sus cuerpos tocan los mantras, tendrán el
efecto de purificar sus mentes y resultar en un buen renacimiento. En la
muerte, la mente se separa del cuerpo, y toma un renacimiento ya sea
negativo o positivo en uno de los seis reinos: humano, deva, infierno,
espíritu hambriento, asura o animal.
Entonces este mantra purifica el karma negativo de los insectos moribundos
en cuanto entran en contacto con eso. No sólo esto, cuando el viento y el
agua de lluvia que barren el jeep tocan los mantras y a su vez tocan a
otros, el viento y la lluvia purifican el karma negativo de cualquiera que
entra en contacto con ellos. También plantan la semilla de la iluminación –
la iluminación más elevada, así como la semilla de la liberación total del
sufrimiento y del samsara- nacimiento, envejecimiento, enfermedad y
muerte, en su corriente mental.
En el lado derecho del jeep está escrito: “La fuente de la felicidad es amar a
los demás”. Esto es para llevar el mensaje a cada uno acerca del modo
correcto y mejor para lograr la felicidad.
En el lado izquierdo del jeep está escrito: “Mi religión es la amabilidad con
los demás”. Esta cita es mencionada frecuentemente por Su Santidad el
Dalai Lama en charlas públicas y entrevistas.
Luego, en la parte de atrás del jeep está escrito: “Si no hay ira, entonces no
hay enemigos”. La ira es nuestro enemigo real.
Acerca de cómo surge la ira y por qué: ya sea que la ira surja o no mientras
la otra persona está comportándose arrogantemente, siendo irrespetuosa
contigo, no devolviendo tu amabilidad, ignorándote o simplemente porque
la actitud de la persona hacia ti se vuelve repentinamente negativa,
depende de tu modo de pensar en ese momento. Cuando ves su cuerpo, su
habla y su mente cambiar, ya sea que cause el surgimiento de la ira o no,
depende de tu estado mental.
En realidad, no es debido al cambio en la conducta de esa persona, si bien
puede parecer la causa real que te provoque ira. Depende de tu mente. Por
ejemplo, cuando la otra persona está enojada, si en ese momento tu mente
se llena de compasión deseando que esa persona sea libre de los
sufrimientos y los problemas, especialmente si tienes una compasión
pensando: “Quiero hacer que esa persona sea libre de todos sus
problemas”, entonces eso ayuda a tener una mente positiva, a mantener la
mente en paz. Por ejemplo, cuando una persona te pega con un palo, no
hay motivo para enojarse con el palo, ya que está en la mano de la otra
persona. No tiene sentido en absoluto enojarse con eso. Como el palo, la
persona no tiene libertad. La persona es completamente esclava de la ira,
completamente controlada por la ira. Así que esta persona no tiene la más
mínima libertad. La persona está siendo usada por la ira. Ella sólo es el
objeto de la compasión. Así que cuando pensamos de este modo, surge la
compasión, la lástima, deseando que la otra persona sea libre de los
problemas. Por lo tanto generar compasión, especialmente tomando
responsabilidad para liberar a esa persona de la ira, pensando “¿Qué puedo
hacer para ayudar a que esta persona se libere de ser usada como un
esclavo por la ira?” Aun cuando no puedas ayudar ahora, puedes rezar para
poder hacerlo. De este modo, no importa cuán enojada esté ella, no te
afecta: aunque te insulten constantemente. Así que cómo surge la ira no
depende de cómo se comporta la persona.
Pensando en el sufrimiento que soportan, surge la compasión en tu
corazón. Esto te causa tener una mente saludable: ver a la persona sólo
causa que surja la compasión en ti.
En ese momento, sólo quieres ayudar a esa persona. También tener
sabiduría, si meditas en la naturaleza última del yo como vacía, y en esa
persona como vacía, meditando en esta visión de sabiduría-vaciedad,
nuevamente la ira no surge. No importa lo que pueda ocurrir, aunque esa
persona pueda golpearte físicamente, etc., pero con una mente positiva sólo
quieres ayudarla.
Cuando la mente de uno está en un estado de apego, renuncia a los demás
y piensa sólo en uno mismo, sólo trabajando para la felicidad de uno. Esto
no es hablar de trabajar para vidas futuras, trabajar sólo para esta vida.
Entonces lo que esa persona hace en esta vida: ira, palabras hirientes, falta
de respeto, se expresan físicamente con el cuerpo. Lo que el ego quiere es
respeto (como palabras buenas, amor, lo que quiere la mente de uno), pero
lo que uno recibe es lo opuesto al ego y al apego. Entonces surge la ira en
tu mente, ese estado que depende de cómo lo rotules. Si lo rotulas como
eso es malo, eso me hiere. Realmente tu mente positiva, la compasión, no
piensan “me hiere”. Lo que la persona hace me hiere. Si practicas la
paciencia pensando: esta persona me está enseñando paciencia, entonces
gradualmente no hay ira. Sólo el estado de felicidad, así que con este
estado no hay ira. Así que viene mucha paz y felicidad. Porque nunca te
enojas, le das paz a tu familia y a numerosos seres vivos. El modo de
hacerlo es por medio del entrenamiento de la paciencia, dependiendo de
esta persona. Esta persona es tan amable. Especialmente cuando la mente
aprecia la paciencia. Desde el punto de vista de la paciencia, esta persona
sólo es amable.
Con el pensamiento de apego, lo que esta persona lastimó es el ego.
Ponemos una etiqueta negativa diciendo que esto es malo (me lastima).
Con el apego y la ira, vemos a esta persona como hiriente y mala. No sólo
le adherimos una etiqueta, creímos en la etiqueta, lastimando por
consiguiente al apego y al ego. Por consiguiente piensas: “Esto me está
lastimando”. De hecho, esa es sólo una parte de tu mente. Tu mente
también tiene compasión y sabiduría.
Si no pones una etiqueta negativa, la ira no surge. Esto es debido a haber
puesto una etiqueta positiva – la paciencia. Cuando pones una etiqueta
negativa, debido a tu apego, te lastimas. Entonces el enemigo viene de la
propia mente de uno. A causa del apego y la ira, etiquetas “enemigo”, por
lo tanto uno ve a esa persona como a un enemigo.
Así que toda la evolución es de este modo. Ahora estamos llegando al punto
donde surge la ira. Porque quedan improntas negativas en el continium
mental de uno desde un tiempo pasado, esto planta una semilla de ira que
surge nuevamente en el futuro. Como hay tantas improntas que quedan en
el continium mental de uno por la ira pasada. Esta es la causa principal.
Cuando en una situación de tener ira, tal como recibir abuso verbal o falta
de respeto físico, si no aplicas la meditación – la sabiduría meditando sobre
la naturaleza absoluta de la mente, entonces es como encontrarse con un
enemigo sin armas ni protección. En ese momento, la impronta negativa de
la ira pasada surge; a causa de la ira pasada, nuevamente surge la ira. La
meditación entonces se vuelve como tomar medicina. La impronta es la
causa principal, y la misma fuente de esa ira es la ignorancia – la mente
que desconoce la naturaleza del “yo” (sí mismo). Por lo tanto es importante
pensar continuamente que el cuerpo no es el “yo” o sí mismo, incluso la
mente, que no tiene color ni forma (sin forma), y es por naturaleza clara y
conocedora. Ni siquiera la mente es el “yo”.
Esta asociación del cuerpo y la mente no es el “yo”, ese que intenta cesar el
sufrimiento y lograr felicidad. El “yo” no puede ser encontrado desde la
punta de los cabellos hasta los dedos de los pies, en ninguna parte, incluso
dentro del cuerpo. Esto no significa que el “yo” no existe. Ese “yo” que
existe en intentar cesar el sufrimiento y lograr la felicidad, existe como un
fenómeno extremadamente sutil; nunca del modo en que creemos que
existe (como parece ser).
Lo que sea, es completamente otra cosa; nada existe desde su propio lado,
excepto en mero nombre. Esta es la realidad del “yo”. En el cuerpo, este
“yo” nunca está apareciendo de tal modo, sino que aparece como 100%
verdad.
El “yo” que no existe, creer en esto es ignorancia, que es la raíz de la ira y
de los celos.
La ira puede destruir el mundo entero, como Hitler, que no practicó la
paciencia y terminó lastimando a muchos seres sintientes. Así que en el
Buddhismo, la meditación es muy importante, especialmente enfocada en la
compasión y la sabiduría.


Este material puede ser reproducido para uso personal, y puede ser
distribuido sólo en forma gratuita.
Publicado en la página del Centro Dharma Tushita. Recibido en
‘Acharia’ el viernes, 06 de agosto de 2004.
Traducción al español: Upasaka Kumgang, Centro Zen Buddhista
Argentino, www.czba.org

jueves, 14 de octubre de 2010

La Perfección de la Concentración

 
por el Geshe Rabten Rinpoché
 
 
 
La concentración es importante tanto en la práctica del Dharma como en la vida diaria. La palabra tibetana para la práctica de la concentración es shi-né, donde shi significa paz y ne significa habitar, luego shi-né es, morar en la paz o no estar atareado.
 
Mientras no observemos la mente en detalle tenderemos a pensar que ella está tranquila. Sin embargo, cuando de verdad miramos en su interior, nos damos cuenta que no lo está. La mente no permanece en un sólo objeto ni siquiera por un segundo. Se agita en rededor como una bandera batiendo en el viento; no acaba de fijarse la mente sobre un objeto cuando ya es arrastrada por otro. Aun cuando vivamos en una cueva en lo alto de una montaña la mente se mueve sin cesar.
 
Cuando nos situamos en lo alto de un gran edificio podemos mirar hacia abajo y ver cuan agitada está la ciudad, pero si estamos caminando por sus calles somos conscientes tan solo de una fracción de dicho ajetreo. De forma similar, si no investigamos en forma apropiada nunca seremos conscientes de cuan ocupada está la mente.
 
La conciencia primaria per se es pura e inmaculada, pero reuniéndose en torno suyo hay 51 elementos mentales secundarios, algunos positivos, otros negativos y otros neutros. En los seres ordinarios estos elementos secundarios negativos son más fuertes que los positivos. La mayoría de las personas nunca intentan ganar control de estos elementos mentales secundarios; si lo hicieran estarían admirados de cuán difícil es dicha tarea. Dado que los elementos negativos han dominado la mente durante un número incontable de vidas, superarlos requerirá un tremendo esfuerzo. Ahora bien, no es posible experimentar el shi-né si estos no han sido dominados por completo.
 
Pero el atareamiento de la mente es producido por la mente, lo cual significa que el esfuerzo requerido para eliminarlas es de tipo mental y no de tipo físico. Sin embargo, cuando nos entregamos a un esfuerzo intenso para desarrollar shi-né es importante hacer uso de ciertos factores secundarios de naturaleza física. Por ejemplo, el sitio donde uno practica debe ser limpio, silencioso, cerrado a la naturaleza y placentero a la mente. Además, los amigos que nos visiten han de ser pacíficos y virtuosos. Nuestro cuerpo debe estar fuerte y libre de enfermedades.
 
La práctica de la concentración requiere sentarse en la postura apropiada la cual tiene siete puntos:
 
1. Las piernas cruzadas y los pies apoyados sobre los muslos con las plantas dirigidas hacia arriba. Si esta postura es muy dolorosa la persona se distraerá de su concentración, en cuyo caso deberá sentarse con la pierna izquierda doblada debajo del muslo derecho y el pie derecho descansando sobre el muslo izquierdo
 
2. El tronco estará tan derecho y recto como sea posible
 
3. Los brazos forman una especie de arco sin que los codos se recuesten sobre los lados o sobre el cuerpo, ni que tampoco estén exageradamente separados. La mano derecha descansa en la palma izquierda, con los dedos pulgares tocándose suavemente formando un óvalo
 
4. El cuello está derecho pero ligeramente curvado con el mentón dirigido hacia dentro
 
5. Los ojos están dirigidos hacia abajo con el mismo ángulo que forma la línea de la nariz
 
6. La boca y los labios están relajados sin que estén abiertos ni cerrados apretadamente
 
7. La lengua suavemente apoyada contra el paladar
 
Estos son los siete puntos para la correcta postura meditativa cada uno de los cuales simboliza una etapa diferente del sendero. Además, existe un fin práctico en cada uno de los siete:
 
1. Tener los pies cruzados mantiene el cuerpo en una posición de aseguramiento. Uno eventualmente podría sentarse en meditación por un período largo de tiempo, incluso por semanas o por meses en una sola sentada. Con las piernas así aseguradas uno no se caería.
 
2. Mantener el tronco derecho, permite el máximo funcionamiento de los canales que portan las energías vitales a lo largo de todo el cuerpo. La mente viaja sobre estas corriente de energía, luego mantener los canales en buen funcionamiento es muy importante para una meditación exitosa.
 
3. La posición de los brazos también contribuye al flujo de las corrientes de energía.
 
4. La postura del cuerpo mantiene abiertos los canales de energía que van a la cabeza y evita que se generen calambres.
 
5. Si los ojos están dirigidos en un ángulo muy alto la mente fácilmente se agita; pero si el ángulo es muy bajo la mente rápidamente se siente adormilada.
 
6. La boca y los labios se sostienen así para estabilizar la respiración. Si la boca está cerrada muy fuertemente la respiración se obstruye siempre que la nariz se congestiona. Si la boca se mantiene muy abierta, la respiración se vuelve muy fuerte aumentando el elemento fuego y elevando la presión sanguínea.
 
7. Mantener la lengua contra el paladar evita un exceso de salivación y hace que la garganta no se seque. Además de esto los insectos no podrán meterse ni en la boca ni en la garganta.
 
Estos son sólo las razones más obvias para adoptar la postura meditacional de los siete puntos. Las razones secundarias son demasiadas para que las estudiemos ahora. Debe anotarse que la naturaleza de las corrientes de energía de algunas personas no les permite usar esta posición y debe dárseles una posición alternativa. Esto sin embargo, es muy raro.
 
Aun cuando con solo sentarse en la postura vajra se produce un buen marco de referencia para la mente, esto no es suficiente. El principal trabajo, aquel que es hecho por la mente, ni siquiera ha comenzado. La forma para sacar a un ladrón que se ha metido en una habitación es entrar a la casa y echarlo afuera y no sentarse afuera y gritarle. Si nos sentamos en la sima de una montaña y nuestra mente constantemente está pendiente del pueblo situado en su base, poco logramos.
 
La concentración tiene dos enemigos, la agitación mental o atareamiento y el entumecimiento mental o letargo.
 
Por lo general, la agitación surge del deseo; un objeto atractivo aparece en la mente y ésta deja de atender al objeto de meditación siguiendo al otro.
 
El letargo surge de una apatía sutil que se desarrolla en la mente.
 
Con el fin de obtener una firme concentración estos dos obstáculos tienen que ser eliminados. Un hombre necesita una vela para poder ver en la oscuridad la pintura que aparece en la pared de una habitación. Si hay una corriente de aire la vela ondeará mucho impidiendo que el hombre vea en forma apropiada y si la vela es muy pequeña, su nombre será muy débil. Cuando la llama de la mente no es obstruida por el viento de la agitación mental y no es debilitada por la pequeñez del letargo, se puede concentrar en forma apropiada sobre la pintura del objeto de meditación.
 
En los estados iniciales de la práctica de la concentración, la agitación mental es mayor obstáculo que el letargo. La mente continuamente vuela alejándose del objeto de concentración. Esto puede verse al tratar de mantenerse fija en el recuerdo de un rostro. La imagen del rostro es rápidamente reemplazada por alguna otra cosa.
 
Detener este proceso es difícil, puesto que hemos construido el hábito de sucumbir en él durante un largo período de tiempo y no estamos acostumbrados a concentrarnos. Tomar lo nuevo y dejar atrás lo viejo es siempre difícil. No obstante, puesto que la concentración es fundamental para todas las formas de alta meditación así como para toda alta actividad mental, uno debe hacer el esfuerzo. La agitación es superada principalmente por la fuerza de la atención y el letargo por la aplicación atenta.
 
En el diagrama que representa el desarrollo del shi-né, hay un elefante que simboliza la mente del meditador. Una vez que el elefante es domado, nunca vuelve a desobedecer a su maestro volviéndose útil para desarrollar numerosos trabajos. Lo mismo se aplica a la mente. Más aún, un elefante salvaje y sin domar es peligroso causando a menudo una terrible destrucción. De la misma manera, una mente que no ha sido entrenada puede causar cualquiera de los sufrimientos de los seis reinos.
 
En la base del diagrama, el desarrollo de la concentración del elefante es totalmente negro. Esto se debe a que en la etapa inicial de desarrollo del shi-né el letargo mental permea o traspasa la mente. En frente al elefante hay un mico que representa la agitación mental. El mico no puede quedarse quieto ni siquiera un momento y siempre está charlando y con alguien, siendo atraído por cualquier cosa.
 
El Desarrollo del shi-néEl mico conduce al elefante. En este estado de la práctica la agitación mental guía a la mente hacia todos lados.
 
Detrás del elefante sigue el meditador, quien trata de obtener control de la mente. En una de sus manos sostiene un lazo simbolizando la atención y en la otra un garfio simbolizando el estado de alerta. En este estado el meditador no tiene control sobre su mente. El elefante sigue al mico sin prestar la más mínima atención al meditador.
 
En la segunda etapa el meditador ha casi alcanzado al elefante.
 
En la tercera etapa el meditador lanza el lazo sobre el cuello del elefante. El elefante mira hacia atrás, simbolizando que aquí la mente está un poco controlada por el poder de la atención. En esta etapa un conejo aparece sobre el lomo del elefante. Este es el conejo del letargo mental sutil, el cual antes era muy sutil como para ser reconocido pero que ahora es obvio para el meditador.
 
En estas etapas tempranas tenemos que aplicar la fuerza de la atención más que la fuerza de la aplicación atenta puesto que la agitación tiene que ser eliminada, antes de poderse eliminar el letargo.
 
En la cuarta etapa el elefante está bastante más obediente. Muy raramente tiene que recibir el lazo de la atención.
 
En la quinta etapa el mico va detrás del elefante quien en forma sumisa sigue el lazo y el garfio del meditador. La agitación mental no perturbará más la mente en forma pesada.
 
En la sexta etapa, tanto el elefante como el mico siguen mansamente al meditador. Ahora el meditador no necesita ni siquiera voltearse para mirarles. El ya no tiene más que enfocar la atención para poder controlar la mente. El conejo ha desaparecido.
 
En la séptima etapa se deja que el elefante siga a su propia voluntad. El meditador ya no necesita darle ni el lazo de la atención ni el garfio de la aplicación atenta. El mico de la agitación ha desaparecido completamente de la escena. La agitación y el letargo nunca más se presentarán en forma burda e incluso, solo ocasionalmente, en forma sutil.
 
En la etapa octava el elefante se ha vuelto completamente blanco. El sigue detrás del hombre puesto que ahora la mente es completamente obediente. Sin embargo, un poco de energía es todavía requerida para poder mantener la concentración.
 
En la novena etapa el meditador se sienta en meditación y el elefante se duerme a sus pies. La mente ahora puede permanecer concentrada sin ningún esfuerzo por períodos largos de tiempo, incluso días, semanas o meses.
 
Estas son las nueve etapas del desarrollo de shiné. La décima etapa es el logro del shi-né real representado por el meditador montando calmadamente sobre el lomo del elefante.
 
Más allá de ésta, hay una undécima etapa, en la cual el meditador es dibujado como montando sobre el elefante quien ahora camina en otra dirección. El meditador sostiene una espada flameante. Ha entrado ahora en un nuevo tipo de meditación denominada vipasyana, o la más alta interiorización (en Tibetano: Lhag-mthong). Esta meditación se simboliza por la espada flameante, el afilado y penetrante implemento que corta hacia la realización de la vacuidad.
 
En varios sitios de este diagrama aparece un fuego. Este fuego representa el esfuerzo requerido para la práctica del shi-né. Cada vez que este fuego aparece es menor que el anterior y eventualmente desaparece. En cada etapa sucesiva de desarrollo menos energía se requiere para mantener la concentración y eventualmente no se necesita ningún esfuerzo. El fuego reaparece en la etapa undécima, cuando el meditador ha tomado la meditación en el vacío.
 
También en el diagrama aparecen las imágenes de comida, vestido, instrumentos musicales, perfumes y un espejo. Ellos simbolizan las cinco fuentes de agitación mental como son los cinco objetos sensuales: aquellos del gusto, el tacto, el sonido, el olor y la vista respectivamente.
 
La mayoría de las personas toman como su objeto de concentración para desarrollar el shi-né la imagen mental de la forma de un Buda. Primero, uno debe familiarizarse ampliamente con el objeto sobre el cual va a enfocarse. Esto se hace sentándose enfrente a la estatua o al dibujo escogido y observándolo durante unas pocas sesiones. Luego se ensaya sentándose en meditación y manteniendo en la mente la imagen de la forma sin la ayuda de la estatua o el dibujo. Al comienzo la visualización que se haga de este no va a ser muy clara, ni tampoco podrá uno mantenerla, por más de unos pocos segundos. Sin embargo, traten de mantener la imagen en forma clara y por el mayor tiempo que les sea posible. Así persistiendo, pronto podrán mantener la imagen por un minuto, luego por dos minutos y así sucesivamente. Cada vez que la mente abandone el objeto apliquen la atención y tráiganla de nuevo. Mientras tanto, mantengan una aplicación atenta continua para ver si surgen perturbaciones que no habían notado.
 
Tal como un hombre que carga un recipiente lleno de agua, descendiendo por un camino sinuoso, tiene que mantener una parte de su mente en el agua y otra en el camino, en la práctica del shi-né, una parte de la mente tiene que aplicar la atención para mantener una concentración firme y otra parte tiene que utilizar la aplicación atenta para hacer guardia en contra de las perturbaciones. Más tarde, cuando la agitación mental se haya disminuido un poco, la atención no tendrá que ser aplicada tan a menudo. No obstante, la mente entonces se fatiga al haber estado peleando por tan largo tiempo contra la agitación y consecuentemente el letargo hace su aparición.
 
Con el tiempo, vendrá una etapa en la cual el meditador sentirá un tremendo gozo y paz. Esto es tan solo letargo, en extremo sutil, pero a menudo se le confunde con el verdadero shi-né. Con persistencia, esto también desaparecerá. Gradualmente la mente se volverá más clara y fresca y la duración de cada sesión de meditación aumentará correspondientemente. En este punto el cuerpo podrá ser por completo sostenido por la mente Uno deja de desear comida o bebida. El meditador puede ahora meditar por meses, sin ningún descanso. Eventualmente alcanzará la etapa novena del shi-né en la cual, según dicen las escrituras, el meditador no podrá ser perturbado ni siquiera si una pared se cayera detrás suyo. El continuará meditando y sentirá un placer físico y mental más allá de cualquier descripción, el cual está representado en el diagrama por un hombre volando. Aquí su cuerpo se suaviza inagotable y sorprendentemente. Su mente, en profunda paz, puede ser dirigida a cualquier objeto de meditación, justo como un delgado alambre de cobre puede doblarse hacia cualquier dirección sin que este se rompa. La décima etapa del shi-né - o el verdadero shi-né- es obtenida. Cuando él medita es como que la mente y el objeto de meditación se vuelvan uno.
 
Ahora el meditador puede mirar profundamente en la naturaleza de su objeto de meditación mientras que mantiene todos los detalles del objeto en su mente. Esto le produce un gozo extraordinario.
 
Aquí, mirar en la naturaleza de su objeto de meditación, significa que él lo examina para ver si es o no puro, si es o no permanente, cuál es su verdad última, etc. Esta es la meditación conocida como vipasyana, o intuición profunda. A través de ésta, la mente obtiene una percepción más profunda del objeto, que la obtenida con la sola concentración.
 
El solo hecho de tener shi-né produce una tremenda satisfacción espiritual; pero no continuar, para todavía obtener mejores cosas, es como haber construido un aeroplano y luego nunca volarlo. Una vez que se obtiene la concentración, la mente debe ser aplicada a prácticas más altas. Por un lado, debe ser aplicada para superar el karma y la distorsión mental y por el otro, para cultivar las cualidades de un Buda. Con el fin de obtener estos objetivos, el objeto de meditación tomado debe ser vacío él mismo. Las otras formas de meditación se utilizan solo para preparar la mente para aproximarse a la vacuidad. Si usted tiene una antorcha con la capacidad de iluminar todas las cosas debe utilizarla para encontrar algo importante. La antorcha del shi-né debe ser dirigida a la realización de la vacuidad porque es solo la experiencia directa de la vacuidad la que saca las raíces del sufrimiento.
 
En la undécima etapa del diagrama dos líneas negras salen del corazón del meditador. Una de estas representa klesavarana, los oscurecimientos del karma y las distorsiones mentales. La otra representa a jneyavarana, el oscurecimiento de los instintos de la distorsión mental. El meditador sostiene la espada de la sabiduría de la meditación vipasyana con la cual él planea separar estas dos líneas.
 
Una vez que el practicante ha comprendido de cerca la vacuidad, estará en el camino de la perfección de la sabiduría. Prajna-paramita, el último objetivo del desarrollo de la concentración.
 
Traducido por Gonsar Rinpoché. Preparado por Glenn Mullin y Michael Lewis. Impreso en Tushita, el centro de la FPMT en Nueva Delhi, India. Traducido al castellano en Bogotá, en el Centro de Meditación Budista Yamantaka de la FPMT en Colombia.

viernes, 8 de octubre de 2010

Etapas de la meditación

 



Explicación de la pintura tibetana

En la base del diagrama superior, el desarrollo de la concentración del elefante es totalmente negro. Esto se debe a que en la etapa inicial de desarrollo del shi-né el letargo mental permea la mente. En frente al elefante hay un mico que representa la agitación mental. El mico no puede quedarse quieto ni siquiera un momento y siempre está charlando y con alguien, siendo atraído por cualquier cosa.
El mico conduce al elefante. En este estado de la práctica la agitación mental guía a la mente hacia todos lados.

Detrás del elefante sigue el meditador, quien trata de obtener control de la mente. En una de sus manos sostiene un lazo simbolizando la atención y en la otra un garfio simbolizando el estado de alerta. En este estado el meditador no tiene control sobre su mente. El elefante sigue al mico sin prestar la más mínima atención al meditador.

En la segunda etapa el meditador ha casi alcanzado al elefante.

En la tercera etapa el meditador lanza el lazo sobre el cuello del elefante. El elefante mira hacia atrás, simbolizando que aquí la mente está un poco controlada por el poder de la atención. En esta etapa un conejo aparece sobre el lomo del elefante. Este es el conejo del letargo mental sutil, el cual antes era muy sutil como para ser reconocido pero que ahora es obvio para el meditador.

En estas etapas tempranas tenemos que aplicar la fuerza de la atención más que la fuerza de la aplicación atenta puesto que la agitación tiene que ser eliminada, antes de poderse eliminar el letargo.

En la cuarta etapa el elefante está bastante más obediente. Muy raramente tiene que recibir el lazo de la atención.

En la quinta etapa el mico va detrás del elefante quien en forma sumisa sigue el lazo y el garfio del meditador. La agitación mental no perturbará más la mente en forma pesada.

En la sexta etapa, tanto el elefante como el mico siguen mansamente al meditador.

Ahora el meditador no necesita ni siquiera voltearse para mirarles. El ya no tiene más que enfocar la atención para poder controlar la mente. El conejo ha desaparecido.

En la séptima etapa se deja que el elefante siga a su propia voluntad. El meditador ya no necesita darle ni el lazo de la atención ni el garfio de la aplicación atenta. El mico de la agitación ha desaparecido completamente de la escena. La agitación y el letargo nunca más se presentarán en forma burda e incluso, solo ocasionalmente, en forma sutil.

En la etapa octava el elefante se ha vuelto completamente blanco. El sigue detrás del hombre puesto que ahora la mente es completamente obediente. Sin embargo, un poco de energía es todavía requerida para poder mantener la concentración.

En la novena etapa el meditador se sienta en meditación y el elefante se duerme a sus pies. La mente ahora puede permanecer concentrada sin ningún esfuerzo por períodos largos de tiempo, incluso días, semanas o meses.

Estas son las nueve etapas del desarrollo de shiné. La décima etapa es el logro del shi-né real representado por el meditador montando calmadamente sobre el lomo del elefante.

Más allá de ésta, hay una undécima etapa, en la cual el meditador es dibujado como montando sobre el elefante quien ahora camina en otra dirección. El meditador sostiene una espada flameante. Ha entrado ahora en un nuevo tipo de meditación denominada vipasyana, o la más alta interiorización (en Tibetano: Lhag-mthong). Esta meditación se simboliza por la espada flameante, el afilado y penetrante implemento que corta hacia la realización de la vacuidad.

En varios sitios de este diagrama aparece un fuego. Este fuego representa el esfuerzo requerido para la práctica del shi-né. Cada vez que este fuego aparece es menor que el anterior y eventualmente desaparece. En cada etapa sucesiva de desarrollo menos energía se requiere para mantener la concentración y eventualmente no se necesita ningún esfuerzo.

El fuego reaparece en la etapa undécima, cuando el meditador ha tomado la meditación en el vacío.

También en el diagrama aparecen las imágenes de comidavestidoinstrumentos musicalesperfumes y un espejo. Ellos simbolizan las cinco fuentes de agitación mental como son los cinco objetos sensuales: aquellos del gusto, el tacto, el sonido, el olor y la vista respectivamente.

La mayoría de las personas toman como su objeto de concentración para desarrollar el shi-né la imagen mental de la forma de un Buda. Primero, uno debe familiarizarse ampliamente con el objeto sobre el cual va a enfocarse. Esto se hace sentándose enfrente a la estatua o al dibujo escogido y observándolo durante unas pocas sesiones. Luego se ensaya sentándose en meditación y manteniendo en la mente la imagen de la forma sin la ayuda de la estatua o el dibujo. Al comienzo la visualización que se haga de este no va a ser muy clara, ni tampoco podrá uno mantenerla, por más de unos pocos segundos. Sin embargo, traten de mantener la imagen en forma clara y por el mayor tiempo que les sea posible. Así persistiendo, pronto podrán mantener la imagen por un minuto, luego por dos minutos y así sucesivamente. Cada vez que la mente abandone el objeto apliquen la atención y tráiganla de nuevo. Mientras tanto, mantengan una aplicación atenta continua para ver si surgen perturbaciones que no habían notado.

Tal como un hombre que carga un recipiente lleno de agua, descendiendo por un camino sinuoso, tiene que mantener una parte de su mente en el agua y otra en el camino, en la práctica del shi-né, una parte de la mente tiene que aplicar la atención para mantener una concentración firme y otra parte tiene que utilizar la aplicación atenta para hacer guardia en contra de las perturbaciones. Más tarde, cuando la agitación mental se haya disminuido un poco, la atención no tendrá que ser aplicada tan a menudo. No obstante, la mente entonces se fatiga al haber estado peleando por tan largo tiempo contra la agitación y consecuentemente el letargo hace su aparición.

Con el tiempo, vendrá una etapa en la cual el meditador sentirá un tremendo gozo y paz. Esto es tan solo letargo, en extremo sutil, pero a menudo se le confunde con el verdadero shi-né.

Con persistencia, esto también desaparecerá. Gradualmente la mente se volverá más clara y fresca y la duración de cada sesión de meditación aumentará correspondientemente. En este punto el cuerpo podrá ser por completo sostenido por la mente. Uno deja de desear comida o bebida. El meditador puede ahora meditar por meses, sin ningún descanso. Eventualmente alcanzará la etapa novena del shi-né en la cual, según dicen las escrituras, el meditador no podrá ser perturbado ni siquiera si una pared se cayera detrás suyo. El continuará meditando y sentirá un placer físico y mental más allá de cualquier descripción, el cual está representado en el diagrama por un hombre volando. Aquí su cuerpo se suaviza inagotable y sorprendentemente. Su mente, en profunda paz, puede ser dirigida a cualquier objeto de meditación, justo como un delgado alambre de cobre puede doblarse hacia cualquier dirección sin que este se rompa. La décima etapa del shi-né - o el verdadero shi-né- es obtenida.

Cuando él medita es como que la mente y el objeto de meditación se vuelvan uno.
Ahora el meditador puede mirar profundamente en la naturaleza de su objeto de meditación mientras que mantiene todos los detalles del objeto en su mente. Esto le produce un gozo extraordinario.

Aquí, mirar en la naturaleza de su objeto de meditación, significa que él lo examina para ver si es o no puro, si es o no permanente, cuál es su verdad última, etc. Esta es la meditación conocida como vipasyana, o intuición profunda. A través de ésta, la mente obtiene una percepción más profunda del objeto, que la obtenida con la sola concentración.

El solo hecho de tener shi-né produce una tremenda satisfacción espiritual; pero no continuar, para todavía obtener mejores cosas, es como haber construido un aeroplano y luego nunca volarlo. Una vez que se obtiene la concentración, la mente debe ser aplicada a prácticas más altas. Por un lado, debe ser aplicada para superar el karma y la distorsión mental y por el otro, para cultivar las cualidades de un Buda. Con el fin de obtener estos objetivos, el objeto de meditación tomado debe ser vacío él mismo. Las otras formas de meditación se utilizan solo para preparar la mente para aproximarse a la vacuidad. Si usted tiene una antorcha con la capacidad de iluminar todas las cosas debe utilizarla para encontrar algo importante. La antorcha del shi-né debe ser dirigida a la realización de la vacuidad porque es solo la experiencia directa de la vacuidad la que saca las raíces del sufrimiento.

En la undécima etapa del diagrama dos líneas negras salen del corazón del meditador. Una de estas representa klesavarana, los oscurecimientos del karma y las distorsiones mentales. La otra representa a jneyavarana, el oscurecimiento de los instintos de la distorsión mental. El meditador sostiene la espada de la sabiduría de la meditación vipasyana con la cual él planea separar estas dos líneas.

Una vez que el practicante ha comprendido de cerca la vacuidad, estará en el camino de la perfección de la sabiduría. Prajna-paramita, el último objetivo del desarrollo de la concentración.

por Geshe Rabten Rinpoché

Traducido por Gonsar Rinpoché. Preparado por Glenn Mullin y Michael Lewis. Impreso en Tushita, el centro de la FPMT en Nueva Delhi, India. Traducido al castellano en Bogotá, en el Centro de Meditación Budista Yamantaka de la FPMT en Colombia.



Para ver una explicación mas detallada seguir el siguiente enlace:


La meditación

La Meditación

Las meditaciones budistas dan una forma de trabajar en la mente usando la mente:
permitiendo incrementar la capacidad de conciencia y positividad, que a su vez
se puede usar para ver la naturaleza de las cosas como realmente son. A pesar de
que meditación es una palabra que se utiliza a menudo de una manera coloquial en
Occidente no es extraño que existan malentendidos al respecto.

Posibles malos entendidos de la meditación

Hay varios posibles malos entendidos de lo que es la meditación: uno de ellos es
pensar que la meditación es tan solo un tipo de relajación. Otro puede ser que
la meditación es un estado de trance. Por otro lado a veces se piensa que la
meditación es un agradable viaje lejos de la realidad o que la meditación es una
forma de autohipnosis, incluso se afirma que la meditación es poner la mente en
blanco.

Es cierto que la meditación es un antídoto poderoso contra la tensión, pero este
beneficio es secundario y no su objetivo principal. La meditación así mismo no
es un trance ni un estado hipnótico en el que se pone la mente en blanco. La
meditación es una forma de conciencia más amplia en la que se eleva a nuevas
alturas y no una forma de reducirla a un estado semiconsciente.

Otro error común acerca de la meditación es identificarla como una técnica en
particular. Obviamente el igualar cualquiera de esas técnicas de meditación con
la meditación en su totalidad significa adoptar un criterio restrictivo. La
meditación es esencialmente un estado de ser, o más bien varios estados de ser y
conciencia relacionados. No hay una forma de lograr este estado que sea la
"correcta". Aunque algunas técnicas de meditación resultan muy eficaces para
ciertas personas, en ciertos niveles de su desarrollo, no se debería de
identificar a la meditación con ninguna de estas específicas técnicas.

Las muchas técnicas de meditación budista pueden dividirse en dos grupos
principales dentro de su propósito progresivo. Estas son las técnicas que se
agrupan con el término Samatha, una palabra sánscrita que aproximadamente
significa `paz' o `tranquilidad', y las técnicas que se agrupan con el término
Vipassana o técnicas para alcanzar `visión clara', `percatación' o
`discernimiento'.

La Meditación Samatha

La meditación Samatha calma la mente y orienta el sentido de la conciencia,
fomenta las emociones positivas y expande nuestra perspectiva. Esta forma de
meditación es una preparación esencial para las técnicas Vipassana o de visión
clara, que son más avanzadas; sin esta base Samatha es muy poco probable que
surja la visión clara; que es el objetivo de la meditación Vipassana.

Nuestro estado mental normal se encuentra dividido y a veces muy poco
concentrado, afectado por emociones negativas y limitado por sus puntos de
vista; por lo tanto en este estado no es posible percibir las cosas como
realmente son.

Nuestro nivel de conciencia normal puede compararse con una mala linterna, que
produce una luz difusa al tener las pilas gastadas. Por lo tanto no nos sirve
para alumbrar en la oscuridad. El objetivo de la meditación Samatha podría verse
como el concentrar la luz y recargar las pilas, de tal manera que podamos ver
claramente. O, si usamos una analogía budista más tradicional: nuestro estado
mental normal podría compararse con agua turbulenta y llena de lodo, tan
contaminada por la suciedad que no deja pasar la luz. La meditación Samatha
calma la turbulencia de la mente y permite que se asiente el lodo, de tal forma
que el agua alcance transparencia, brillantez y claridad.

Dos métodos tradicionales de meditación Samatha

La mayoría de las técnicas de meditación Samatha utilizan un objeto de
concentración, que puede ser el proceso de la respiración, un disco de color, la
llama de una vela, incluso un mantra o una emoción positiva tal como el amor
Universal. De todos éstos diferentes objetos probablemente el que más se usa es
la respiración. Esta práctica, generalmente conocida como "el seguimiento de la
respiración", es descrita por el Buda con detalle en los escritos tempranos y se
usa, con variaciones, en la mayoría de las escuelas budistas. Otra práctica de
meditación Samatha es el "desarrollo del amor Universal", en la que el meditador
genera un poderoso sentimiento de amor Universal hacia sí mismo y hacia otros,
usando este sentimiento como el objeto de concentración.

Estas dos técnicas de meditación nos proporcionan una forma directa de trabajar
en nuestra persona y de cultivar dos cualidades de central importancia para el
desarrollo meditacional: la concentración y la sensitividad.

El seguimiento de la respiración

El seguimiento de la respiración permite desarrollar un nivel de concentración
que raramente se experimenta en nuestra vida normal; para muchos después de
hacer esta meditación es una revelación sentirse tan conscientes. La conciencia
que se desarrolla en la meditación empezará a tener un efecto en nuestros
estados mentales de todos los días, dando más claridad y más espacio en nuestra
vida, con una nueva libertad para actuar de una forma más creativa.

Desarrollo de amor Universal

La práctica del desarrollo del "amor Universal" proporciona una forma directa de
trabajar con las emociones, incrementando la autoestima y el cariño por otras
personas. Muchas personas que hacen esta práctica por primera vez se sorprenden
al ver que es posible sentir emociones tan positivas e intensas. Si los efectos
de la meditación se refuerzan con un comportamiento ético, estos sentimientos
pronto empezarán a extenderse a toda nuestra vida, donde parecerá tener un
efecto casi "mágico", mejorando nuestras relaciones interpersonales y a través
de ellas, toda nuestra vida.

Niveles de profundidad en la meditación Samatha

Todas las técnicas Samatha tienen el objeto de inducir estados de concentración,
unificando en la conciencia partes de nuestro ser de una manera armoniosa,
tranquila y clara. Si estamos llevando una vida ética en un ambiente favorable,
que fomenta la satisfacción y las emociones positivas, cuando se medita se llega
a transformar el vagabundeo mental que hay en la cabeza para dar lugar a
sentimientos agradables de ligereza, quietud y tranquilidad. Empezarán a
disolverse los conflictos internos, reemplazando los elementos inquietos y
egoístas por perspectivas mas amplias y objetivas. Al desarrollar estados
meditativos puede que se experimenten olas de gozo, que parecen surgir de las
profundidades de aquel que medita; en algunas personas estas olas serán tan
fuertes que producirán profundos y agradables escalofríos. Por otra parte, uno
se saturará de emociones cálidas, de tal forma que se fundirá la parte emocional
y la parte mental en una sola facultad, experimentándose todo con una nueva luz,
más clara y brillante. Los meditadores más experimentados pueden alcanzar
estados aún más profundos, hasta llegar a niveles de inspiración en los que se
disuelven los límites normales entre uno y el resto del mundo. Entonces pueden
surgir en algunas personas los denominados poderes sobrenaturales, tales como la
capacidad de ejercer un efecto benevolente en la experiencia de otros.

No cabe duda que todo esto es sublime y es algo que puede estar al alcance de
cualquier meditador regular. Sin embargo la meditación no siempre es así. En
algunas ocasiones el meditador pasará por periodos en que meditar significa
batallar con una mente llena de deseo insatisfecho, ira o conflicto. En estas
ocasiones la meditación representa una tarea ardua. Sin embargo, aún cuando se
experimentan dificultades, la meditación es un trabajo realmente útil debido a
que nos permite tener un control gradual de estados mentales torpes, tanto en
las sesiones de meditación como en el resto del día.

A pesar de que la meditación Samatha es una preparación para la práctica
Vipassana, debe estar claro que no es algo simplemente preliminar. No es algo
que tengamos que llevar a cabo a prisa para poder así empezar con el trabajo
auténtico. Aunque no existiera la meditación Vipassana, todavía sería muy útil
la meditación Samatha, ya que aún cuando puede ser ardua lleva a elevar los
estados mentales dando al meditador calma y positividad. La meditación Samatha,
en el mejor de los casos, es profundamente placentera y puede tener efectos muy
grandes, dándole a nuestra experiencia de vida una perspectiva más amplia, clara
y brillante.

La Meditación Vipassana

Para la mayoría de la gente el fruto inmediato de la práctica budista es un
estado de mayor calma, positividad y conciencia, junto con una sensación de
crecimiento, plenitud y satisfacción. Sin embargo todas estas cualidades, por
positivas que sean, no son todo el objetivo de la meditación. Son cualidades
deseables pero sujetas al cambio. Incluso el ser humano más sano puede verse
afectado por el cambio cuando este sucede con la adversidad, la enfermedad,
vejez o muerte. En estas situaciones necesitamos ser algo más que seres humanos
saludables.

Los budistas usan prácticas de meditación Vipassana como métodos para fomentar
la visión clara. Existe un gran número de prácticas Vipassana; quizás la mayoría
de las muchas técnicas de meditación budista son de esta clase. No sería muy
útil describir ninguna de ellas en detalle en un articulo como éste, sin embargo
todas cuentan con ciertas características comunes. Todos los métodos Vipassana
deben practicarse por meditadores experimentados. El primer estadio común en las
meditaciones Vipassana consiste en el establecimiento de una calidad meditativa
firme usando alguna de las practicas Samatha. Una vez que se ha establecido esta
calidad meditativa, la persona tiene que dejar que su atención se centre en algo
que represente o simbolice algún aspecto de la realidad última; esta
representación puede darse por medio de palabras o de una imagen visual. Dejamos
que este "símbolo" impregne la conciencia serena y concentrada del meditador, de
tal forma que pueda llevar a una visión clara y genuina de la verdad que
representa. Otra forma de llegar a Vipassana es cuando una vez que se establece
el estado meditativo, la persona puede concentrarse en la naturaleza misma de la
mente, o puede volverse intensamente consciente de su experiencia de cada
instante, con el objetivo de alcanzar una visión clara de la naturaleza de la
realidad que se está experimentando.

Ya se ha observado que la visión clara, dentro del contexto budista, no se
refiere únicamente a una comprensión intelectual. Es importante que esto quede
claro. Nuestra mente racional ocupa tan solo una pequeña parte de nuestra
psique. Un entendimiento intelectual del mundo o de nuestra persona puede ser
una revelación, sin embargo no es suficiente para cambiar nuestra conducta o
nuestra perspectiva. La visión clara genuina impregna y altera nuestro ser en su
totalidad. Para experimentar una visión clara y verdadera necesitamos
encontrarnos en un estado especial y más elevado. Necesitamos establecer los
cimientos de la meditación Samatha antes de que pueda ser eficaz nuestra
meditación de la visión clara. No es posible alcanzar la meta del budismo, la
Iluminación simplemente leyendo libros, estudiando o filosofando, por valiosas
que puedan ser estas actividades.

El Objetivo Último

El objetivo último de la meditación Vipassana es permitir que la visión clara
madure hasta, el punto en que cause, lo se ha llamado, "un giro en el asiento
más profundo de la conciencia" (Paravritti). Una vez que esto ha sucedido no hay
retroceso: ha ocurrido un cambio tan profundo y fundamental que no es posible
regresar a las antiguas formas de ver la vida. A partir de este punto todo
nuestro ser se desplaza hacia la Iluminación.