lunes, 31 de enero de 2011

Combatir el estrés de manera positiva: Dalai Lama


Hindustan Times, 
03 de enero de 2011 

For English language please see below.

Dharamsala, India - En un nivel fundamental, como seres humanos, todos somos iguales, cada uno de nosotros aspiramos a la felicidad y no queremos sufrir. Por eso, cada vez que tengo la oportunidad, trato de llamar la atención de la gente sobre lo que como miembros de la familia humana tenemos en común, y sobre la naturaleza profundamente interconectada de nuestra existencia y bienestar. 

Hoy en día, hay un reconocimiento cada vez mayor, así como un creciente cuerpo de evidencia científica, que confirma la estrecha relación entre nuestros propios estados de ánimo y nuestra felicidad. Por un lado, muchos de nosotros vivimos en sociedades que están muy desarrolladas materialmente, pero hay muchas personas que no están muy contentas. Justo debajo de la hermosa superficie de la riqueza, hay una especie de malestar mental, que conduce a la frustración, a peleas innecesarias, a la dependencia de drogas o el alcohol, y en el peor de los casos al suicidio. 

No hay garantía de que la riqueza por sí sola pueda darnos la alegría o satisfacción que buscamos. 

Lo mismo puede decirse también de sus amigos. Cuando estamos en un estado de intensa ira o de odio, incluso un amigo muy cercano nos puede parecernos algo frío, distante y molesto. 
Sin embargo, como seres humanos estamos dotados de esta inteligencia humana maravillosa. Además de eso, todos los seres humanos tenemos la capacidad de ser muy decididos y de dirigir ese fuerte sentido de determinación en cualquier dirección que deseemos. Siempre y cuando recordemos que tenemos este maravilloso don de la inteligencia humana y la capacidad para desarrollar la determinación, y utilizarla de manera positiva, vamos a preservar nuestra salud mental fundamental. 

El darnos cuenta que tenemos este gran potencial humano, nos brinda una fuerza fundamental. Este reconocimiento puede actuar como un mecanismo que nos permite hacer frente a cualquier dificultad, no importa a que situación nos enfrentemos, sin perder la esperanza o hundirnos en sentimientos de baja autoestima. 

Escribo esto como alguien que perdió su libertad a la edad de 16 años, que perdió a su país a la edad de 24 años. En consecuencia, he vivido en el exilio durante más de 50 años; tiempo durante el cual los tibetanos nos hemos dedicado a mantener viva la identidad tibetana y la preservación de nuestra cultura y valores. Casi todos los días las noticias del Tíbet son desgarradoras, y sin embargo ninguno de estos problemas nos da motivos para darnos por vencidos. Uno de los enfoques que personalmente encuentro útil, es el de cultivar el pensamiento: Si la situación o el problema es tal que puede ser remediado, entonces no hay necesidad de preocuparse. En otras palabras, si existe una solución o una manera de salir de la crisis, no es necesario sentirse abrumado por ella. La acción adecuada es la búsqueda de su solución. Entonces claramente es más sensato gastar nuestra energía enfocándonos en la solución; en lugar de preocuparnos por el problema. Alternativamente, si no hay una solución; ni ninguna posibilidad de resolución, tampoco hay motivo para preocuparnos, porque no se puede hacer nada al respecto de todos modos. En ese caso, lo más pronto que aceptemos este hecho, lo más fácil será. Esta fórmula por supuesto implica una confrontación directa con el problema y el tener una visión realista. De lo contrario, no podremos saber si existe o no una resolución al problema. 

El tomar una perspectiva realista y cultivar una motivación adecuada, también puede  protegernos de los sentimientos del miedo y de la ansiedad. Si ustedes desarrollan una motivación pura y sincera, si están motivados por un deseo de ayudar basado en la bondad, la  compasión y el respeto; entonces podrán llevar a cabo cualquier tipo de trabajo en cualquier campo, y funcionar más eficazmente, con menos miedo o preocupación; sin miedo de lo que los demás piensen o de que si en última instancia tendrán éxito en alcanzar sus metas. Incluso si no pueden alcanzar sus metas, podrán sentirse satisfechos de haber hecho el esfuerzo. Pero con una motivación negativa, aunque la gente los alabe y aunque alcancen sus metas, no se sentirán felices. 

A veces podemos sentir que nuestras vidas no son satisfactorias, llegamos al punto de sentirnos abrumados por las dificultades que enfrentamos. Esto nos ocurre a todos nosotros de vez en cuando, en mayor o menor grado. Cuando esto sucede, es vital que hagamos todo lo posible para encontrar una manera de levantarnos el ánimo. Podemos hacerlo mediante el recuento de nuestra buena fortuna. Podemos, por ejemplo, ser amados por alguien, tener ciertos talentos, haber recibido una buena educación, es posible que tengamos todas nuestras necesidades básicas cubiertas - los alimentos para comer, ropa para vestir, un lugar para vivir - puede que hayamos realizado determinados actos altruistas en el pasado. Hay que tener en cuenta el más mínimo aspecto positivo en nuestras vidas. Pero si no somos capaces de encontrar alguna manera de levantarnos el ánimo a nosotros mismos, existe el peligro de hundirnos aún más en nuestro sentido de impotencia. Esto nos puede llevar a creer que no tenemos la capacidad para hacer el bien en absoluto. De esta manera creamos las condiciones para la desesperación. Como monje budista, he aprendido que lo que principalmente trastorna nuestra paz interior, es lo que llamamos emociones perturbadoras.

Todos esos pensamientos, emociones y eventos mentales que reflejan un estado negativo o sin compasión de la mente, inevitablemente socavan nuestra experiencia de paz interior. Todos nuestros pensamientos y emociones negativas - como el odio, la ira, el orgullo, la lujuria, la avaricia, la envidia, y así sucesivamente - son considerados como fuentes de problemas, de ser perturbadores. Los pensamientos y las emociones negativas, son las que obstruyen la aspiración más elemental de ser felices y evitar el sufrimiento. Cuando actuamos bajo su influencia, nos volvemos insensibles a los efectos que nuestras acciones tienen sobre los demás: son por lo tanto la causa de nuestro comportamiento destructivo, tanto hacia los demás, como hacia nosotros mismos. El asesinato, el escándalo, y el engaño tienen su origen en las emociones perturbadoras. Esto da lugar inevitablemente a la pregunta - ¿Podemos entrenar la mente? Hay muchos métodos para poder hacer esto. Entre éstos, en la tradición budista, hay un método especial llamado entrenamiento de la mente, que se centra en el cultivo de la preocupación por los demás y en convertir la adversidad en una ventaja. Este  patrón de pensamiento, que transforma los problemas en felicidad, es lo que ha permitido al pueblo tibetano mantener su dignidad y su espíritu, frente a grandes dificultades. De hecho he encontrado este consejo de gran utilidad práctica en mi propia vida. 

Un gran maestro tibetano del entrenamiento de la mente, una vez comentó que una de las cualidades más maravillosas de la mente es que puede ser transformada. No tengo ninguna duda de que aquellos que intentan transformar su mente, superar sus emociones perturbadoras y alcanzar un sentido de paz interior, podrán notar en un período de tiempo, un cambio en sus actitudes mentales y en sus respuestas a la gente y a los eventos. Sus mentes se volverán más disciplinadas y positivas. Y estoy seguro que se darán cuenta que su propio sentido de la felicidad aumenta, debido a que contribuyen a una mayor felicidad en los demás. Hago mis oraciones para que todo aquel que haga de éste su objetivo, sea bendecido con el éxito. 

"Ayudar a los demás a estar tranquilos" – Este fue el consejo de Su Santidad a los estudiantes durante una interacción en Gangtok el 21 de diciembre. 

Su Santidad el Dalai Lama ha aconsejado a los estudiantes a "ser realistas" frente a los desafíos. 

"Cuando las cosas se ponen difíciles, acéptenlas", dijo durante una interacción con los estudiantes en Gangtok. 

También dijo: "Cuando se enfrenten a un problema, investiguen la naturaleza del problema. Si son capaces de superar el problema con esfuerzo, no hay necesidad de preocuparse. Si piensan que el problema no se puede superar con esfuerzo, no sirve de nada preocuparse." 

Su santidad también dijo a los estudiantes que mantuvieran los niveles emocionales sosegados y que utilizaran correctamente la inteligencia humana. Esto les ayudará a ser sabios. "Independientemente de cualquier situación que se les presente, podrán ser personas felices. De esta manera, también pueden ayudar a los demás." 

Sobre la estabilidad económica, Su Santidad dijo: "Háganse ricos en la vida, está bien. Ayuden a los demás. Conviértanse en pobres. Menos trabajo menos preocupación porque si tienen más dinero, estarán preocupados de lo que le pasará a éste después que ustedes ya no estén." 

"Ayuden a los demás a estar tranquilos. En su último día podrán sentirse felices y decir adiós ", agregó. 

También contó cómo perdió la libertad a la edad de 16 y a pesar de ser ignorante para tratar con el mundo moderno, que asumió la responsabilidad de velar por el pueblo tibetano. Durante 51 años, él  ha estado enfrentando problemas, pero ha continuado con la responsabilidad. 

Traducido al español por Lorena Wong.


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Fight stress, positively: The Dalai Lama

Hindustan Times, January 3, 2011

Dharmsala, India -- At a fundamental level, as human beings, we are all the same; each one of us aspires to happiness and each one of us does not wish to suffer. This is why, whenever I have the opportunity, I try to draw people's attention to what as members of the human family we have in common and the deeply interconnected nature of our existence and welfare.
Today, there is increasing recognition, as well as a growing body of scientific evidence, that confirms the close connection between our own states of mind and our happiness. On the one hand, many of us live in societies that are very developed materially, yet among us are many people who are not very happy. Just underneath the beautiful surface of affluence there is a kind of mental unrest, leading to frustration, unnecessary quarrels, reliance on drugs or alcohol, and in the worst case, suicide.
There is no guarantee that wealth alone can give you the joy or fulfilment that you seek. The same can be said of your friends too. When you are in an intense state of anger or hatred, even a very close friend appears to you as somehow frosty, or cold, distant, and annoying.
However, as human beings we are gifted with this wonderful human intelligence. Besides that, all human beings have the capacity to be very determined and to direct that strong sense of determination in whatever direction they like. So long as we remember that we have this marvellous gift of human intelligence and a capacity to develop determination and use it in positive ways, we will preserve our underlying mental health.
Realising we have this great human potential gives us a fundamental strength. This recognition can act as a mechanism that enables us to deal with any difficulty, no matter what situation we are facing, without losing hope or sinking into feelings of low self-esteem.
I write this as someone who lost his freedom at the age of 16, then lost his country at the age of 24. Consequently, I have lived in exile for more than 50 years during which we Tibetans have dedicated ourselves to keeping the Tibetan identity alive and preserving our culture and values. On most days the news from Tibet is heartbreaking, and yet none of these challenges gives grounds for giving up. One of the approaches that I personally find useful is to cultivate the thought: If the situation or problem is such that it can be remedied, then there is no need to worry about it. In other words, if there is a solution or a way out of the difficulty, you do not need to be overwhelmed by it. The appropriate action is to seek its solution. Then it is clearly more sensible to spend your energy focusing on the solution rather than worrying about the problem. Alternatively, if there is no solution, no possibility of resolution, then there is also no point in being worried about it, because you cannot do anything about it anyway. In that case, the sooner you accept this fact, the easier it will be for you. This formula, of course, implies directly confronting the problem and taking a realistic view. Otherwise you will be unable to find out whether or not there is a resolution to the problem.
Taking a realistic view and cultivating a proper motivation can also shield you against feelings of fear and anxiety. If you develop a pure and sincere motivation, if you are motivated by a wish to help on the basis of kindness, compassion, and respect, then you can carry on any kind of work, in any field, and function more effectively with less fear or worry, not being afraid of what others think or whether you ultimately will be successful in reaching your goal. Even if you fail to achieve your goal, you can feel good about having made the effort. But with a bad motivation, people can praise you or you can achieve goals, but you still will not be happy.
Again, we may sometimes feel that our whole lives are unsatisfactory, we feel on the point of being overwhelmed by the difficulties that confront us. This happens to us all in varying degrees from time to time. When this occurs, it is vital that we make every effort to find a way of lifting our spirits. We can do this by recollecting our good fortune. We may, for example, be loved by someone; we may have certain talents; we may have received a good education; we may have our basic needs provided for - food to eat, clothes to wear, somewhere to live - we may have performed certain altruistic deeds in the past. We must take into consideration even the slightest positive aspect of our lives. For if we fail to find some way of uplifting ourselves, there is every danger of sinking further into our sense of powerlessness. This can lead us to believe that we have no capacity for doing good whatsoever. Thus we create the conditions of despair itself. As a Buddhist monk I have learned that what principally upsets our inner peace is what we call disturbing emotions.
All those thoughts, emotions, and mental events that reflect a negative or uncompassionate state of mind, inevitably undermine our experience of inner peace. All our negative thoughts and emotions - such as hatred, anger, pride, lust, greed, envy, and so on - are considered to be sources of difficulty, to be disturbing. Negative thoughts and emotions are what obstruct our most basic aspiration -to be happy and to avoid suffering. When we act under their influence, we become oblivious to the impact our actions have on others: they are thus the cause of our destructive behaviour both toward others and to ourselves. Murder, scandal, and deceit all have their origin in disturbing emotions. This inevitably gives rise to the question - can we train the mind? There are many methods by which to do this. Among these, in the Buddhist tradition, is a special instruction called mind training, which focuses on cultivating concern for others and turning adversity to advantage. It is this pattern of thought, transforming problems into happiness that has enabled the Tibetan people to maintain their dignity and spirit in the face of great difficulties. Indeed I have found this advice of great practical benefit in my own life.
A great Tibetan teacher of mind training once remarked that one of the mind's most marvellous qualities is that it can be transformed. I have no doubt that those who attempt to transform their minds, overcome their disturbing emotions and achieve a sense of inner peace, will, over a period of time, notice a change in their mental attitudes and responses to people and events. Their minds will become more disciplined and positive. And I am sure they will find their own sense of happiness grow as they contribute to the greater happiness of others. I offer my prayers that everyone who makes this their goal will be blessed with success.
'Help others be calm' - That was His Holiness' advice to students during an interaction in Gangtok on December 21.
His Holiness the Dalai Lama has advised students to `be realistic' when facing challenges.
"When things become difficult, accept that," he said during an interaction with students in Gangtok.
He also said, "When we face a problem, investigate the nature of the problem. If we can overcome the problem with efforts, there is no need to worry. If you think the problem cannot be overcome with efforts, there is no use to worry."
His holiness also told the students to keep the emotional levels calm and use human intelligence properly. This will help us be wise. "No matter whatever situation comes before you, you will be able to be a happy person. This way, you can also help others."
On economic stability, His Holiness said, "Become rich in life, good. Help others. Become poor. Less work less worry for if you have more money you will be worried about what will happen to it after you."
"Help others be calm. On the last day you can feel happy and say good-bye," he said.
He also recounted how he lost freedom at the age of 16 and despite being uneducated to deal with the modern world he took up the responsibility of looking after the Tibetan people. For 51 years, he has been facing problems, but has been carrying on the responsibility.
Tsewang PhuntsoOficial de Enlace para America Latina
OFICINA DEL TIBET
241 East 32nd Street
New York, NY 10016

Telefono: (212) 213 5010 extn. 11
Fax: (212) 779 9245
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